¿Cuál es mi lugar?, ¿Qué papel desempeño?, ¿Lo aceptaré? A lo largo del tiempo uno llega a realizarse diferentes preguntas, uno emprende la duda de manera sistemática para buscar cada entraña que uno posee.
Pero el lugar en el cual esta uno, no siempre es reconocido, por que no se conocen los detalles del mismo, debemos saber que detrás de toda apariencia se encuentra el lugar correcto para nosotros. En el lugar que nos corresponde podremos ver los detalles que nos indiquen la comprensión de la vida y nos lleven a la respuesta de la otra pregunta pues sólo en el lugar correcto podemos conocer el papel que desepañemos.
Al notar cual es nuestro papel, podemos dedicarnos con mayor ahínco al perfeccionamiento del mismo. La perfección lo es todo. El papel que realizamos, si lo hacemos de manera conciente, nos brinda grandes posibilidades, ésto se da con un sentido lógico, la dirección de nuestra interpretación será cualquier otra y no la que nos dicten las circunstancias, así los posibles miedos no serán barreras y los distinguiremos como defectos que podemos sortear.
Analizemos los siguiente: cuando uno no está en el lugar adecuado se deja guiar por la corriente y vive como se presentan los fenómenos, un continuo acción-reacción, por ejemplo: el policia sigue un individuo por la acción sospechosa emprendida por este último; tengo necesidad de ruído por que me siento solo, entonces enciendo la radio, el televisor, voy al cine, a la plaza comercial, busco grupos con los cuales llenar mi vacío, cuando debería empreder las acciones anteriores por el placer de hacerlas, sin embargo, se emprenden por una reacción al sentimiento de vacío.
Así al pasar el tiempo y no haber satisfecho las necesidades, huímos y creamos ilusiones que nos atemorizan. El miedo nos da entonces la acción (el agente activo) y buscamos la justificación (el agente pasivo), justificamos nuestro comportamiento, nuestras palabras, nuestras elecciones, gustos, cualquier placer por más nimio que sea. Al vivir en este círculo, forzamos a los de nuestro alrededor a realizar lo mismo. Los hombre vivimos dentro de un conjunto de convenciones el cual llamamos equivocamente “lo correcto” o “lo verdadero”, creemos que todo debe ser guiado por la convención y cuando algo no se adecua a ella, entonces lo juzgamos emitiendo un veredicto negativo al objeto juzgado.
Buscar el espacio adecuado, el papel que desempeñamos en el, es una rebelión a las normas, una emancipación que nos liberará del yugo de las acciones reaccionarias, la dirección la poseeremos nosotros y estaremos listo para darle significado a dicha dirección. El significado importa solo por el hecho de ubicarnos dentro del espectaculo, si no, toda acción emprendida no será reelevante y carecerá del rito primigeo del cuál partimos. Con el significado -verbo encarnado-, podemos llevar a cabo la emancipación completa pero la respuesta siguiente demostará la valentia, no a los demás, eso no es significativo, sino debemos demostrarnos valentia a nosostros, ¡Nos debemos solo a nosotros!, después al mundo. La valentia será cuando aceptemos el significado, es decir, cuando el lugar, el papel, sea aceptado como el conjunto que nos representa.
Pero el lugar en el cual esta uno, no siempre es reconocido, por que no se conocen los detalles del mismo, debemos saber que detrás de toda apariencia se encuentra el lugar correcto para nosotros. En el lugar que nos corresponde podremos ver los detalles que nos indiquen la comprensión de la vida y nos lleven a la respuesta de la otra pregunta pues sólo en el lugar correcto podemos conocer el papel que desepañemos.
Al notar cual es nuestro papel, podemos dedicarnos con mayor ahínco al perfeccionamiento del mismo. La perfección lo es todo. El papel que realizamos, si lo hacemos de manera conciente, nos brinda grandes posibilidades, ésto se da con un sentido lógico, la dirección de nuestra interpretación será cualquier otra y no la que nos dicten las circunstancias, así los posibles miedos no serán barreras y los distinguiremos como defectos que podemos sortear.
Analizemos los siguiente: cuando uno no está en el lugar adecuado se deja guiar por la corriente y vive como se presentan los fenómenos, un continuo acción-reacción, por ejemplo: el policia sigue un individuo por la acción sospechosa emprendida por este último; tengo necesidad de ruído por que me siento solo, entonces enciendo la radio, el televisor, voy al cine, a la plaza comercial, busco grupos con los cuales llenar mi vacío, cuando debería empreder las acciones anteriores por el placer de hacerlas, sin embargo, se emprenden por una reacción al sentimiento de vacío.
Así al pasar el tiempo y no haber satisfecho las necesidades, huímos y creamos ilusiones que nos atemorizan. El miedo nos da entonces la acción (el agente activo) y buscamos la justificación (el agente pasivo), justificamos nuestro comportamiento, nuestras palabras, nuestras elecciones, gustos, cualquier placer por más nimio que sea. Al vivir en este círculo, forzamos a los de nuestro alrededor a realizar lo mismo. Los hombre vivimos dentro de un conjunto de convenciones el cual llamamos equivocamente “lo correcto” o “lo verdadero”, creemos que todo debe ser guiado por la convención y cuando algo no se adecua a ella, entonces lo juzgamos emitiendo un veredicto negativo al objeto juzgado.
Buscar el espacio adecuado, el papel que desempeñamos en el, es una rebelión a las normas, una emancipación que nos liberará del yugo de las acciones reaccionarias, la dirección la poseeremos nosotros y estaremos listo para darle significado a dicha dirección. El significado importa solo por el hecho de ubicarnos dentro del espectaculo, si no, toda acción emprendida no será reelevante y carecerá del rito primigeo del cuál partimos. Con el significado -verbo encarnado-, podemos llevar a cabo la emancipación completa pero la respuesta siguiente demostará la valentia, no a los demás, eso no es significativo, sino debemos demostrarnos valentia a nosostros, ¡Nos debemos solo a nosotros!, después al mundo. La valentia será cuando aceptemos el significado, es decir, cuando el lugar, el papel, sea aceptado como el conjunto que nos representa.