30 de octubre de 2006

Arrivo a Madrid


Uno


He llegado a Madrid, una ciudad extraña. Hay algo raro en el clima: son las ocho de la mañana y el cielo esta cerrado, las construcciones me resultan extrañas, anhelo ver a mi familia, escucharlos.

Dos

Al llegar al aeropuerto compro tarjeta y hablo, pero nadie contesta, entonces marco a mi novia Cinthya, y después de una hora, con mis padres. Son aproximadamente las diez, hora de Mexico, aquí, las cuatro de la madrugada. Después guardo mi equipaje y acompaño a mi nueva amiga a investigar su partida hacia Salamanca, la veo preocupada y triste. Yo tambien lo estoy. Pero preocuparme por alguien más hace que olvide mis asuntos. Además la acompaño para retardar más el hecho de estar solo y poder asimilar más prontamente,creo, Madrid.

Tres

Finalmente a las nueve de la mañana la dejo en la estacion y comienza mi odisea. Me dirijo a la Universidad Pontificia de Salamanca en donde estudiaré, arreglo mis documentos y me voy en busca de alojamiento.

Cuatro

Me encuentro en el Hostal Villar, un lugar tranquilo, pero no tengo baño, éste se encuentra en el pasillo, por lo que es necesario compartirlo con los demás huéspedes. Así que mejor dejo el baño para después y duermo. Horas más tarde despierto y me dirijo al aeropuerto por mis maletas, pero son tan pesadas que se me dificulta transportarlas en el carrito, ¿por que traje tanto? Decido ir en el metro, conozco ya cómo utilizarlo, pero es mucho el peso de la maleta que llevo que al subir al vagón se atora la rueda de una maleta y ésta se desgarra, luego se rompe otra parte de la misma en la estación Sol, una pata, y me equivoco de salida. Para salir de la estación arrastro la maleta y la desgarro debido a su fricción con el suelo.

No puedo cargarla, es demasiado pesada. Me toca luego ver a la entrada del andén de Cuatro Caminos a un español tener un dolor en el pecho, lanza gritos desgarradores que me estremecen, tiembla, nadie sabe qué hacer, pero poco a poco la gente se apresura, eso me tensa, subo los escalones y no sé a donde ir, alguien me da indicaciones y sigo arrastrando mi maleta por la calle. La gente me ve y murmura. Llego a un taxi que me transporta unas dos cuadras más adelante, a mi destino y me cobra muchos euros por eso. Con desesperación llego a la habitación del hostal y al cerrar la puerta, comienzo a llorar. Todo el estrés sale por mis ojos, pero sé que no debo llorar, debo afrontar las cosas. Bajo a la calle y compro algo rápido para saciar mi apetito, trato de hablar con mi padre, no lo encuentro, pero sí a mi tío. Al platicarle lo ocurrido con la maleta el suceso se convierte en algo enorme. Esto, creo, pasa sólo cuando se tienen momentos de angustia. Lloro nuevamente y luego me calmo, mi padre llega, ayuda, su voz ayuda. Al ir a un locutorio, 1.50€ la hora en la red, hablo con antiguos compañeros, me calmo aún más, pero al hablar con mi novia, mi cuerpo se estremece y salen nuevamente las lágrimas.

Cinco

Una hora más tarde regreso al hostal y platico con un argentino que tiene multiples ocupaciones, al escucharlo, sé que debo ser fuerte. Me voy a dormir, descanso, ahora sí y al despertar escribo estas lineas, esperaré el fin de semana.

1 comentario:

Athkiel dijo...

En estos momentos te envidio, por estar realizando un sueño que nace de las profundidades de tu ser.
Y también te entiendo, he deseado mucho realizar un viaje sola, a cualquier parte del país, y al planearlo me invade el terror de estar sola, lejos de mi familia, lejos de aquellos que me han protegido durante 24 años, pero a final de cuentas, también es parte del sueño, encontrar mi propia fortaleza para cuidar de mi, aceptar que mis padres y mi novio, no siempre estarán para protegerme, que llegará un día en que yo tenga que protegerlos a ellos, pero primero debo de protegerme a mi.
Animo, que el miedo no te venza, eres demasiado fuerte para que te gane el miedo. Adelante, ya vas un paso (o más) delante de mi y seguramente, esto hara que seas un mejor ser humano.

Saludillos, cuidate mucho Doc.