8 de diciembre de 2008

Work in progress, Ejercicios de disolución

Nos separamos
como concha y almeja,
se va el otoño
Matsúo Basho

Quiero hablar de algo que no es nuevo, que incluso se ha dicho bastante y que además, ya ha pasado su tiempo. Nsotros, los latinoamericanos, tenemos un ansía por buscarnos, por arroparnos en culturas tan antiguas como la europea, idealizándola, creyéndo que esta contiene el secreto que nos desvelará. Muchos latinoamericanos, desde mi punto de vista, asisten a Europa fascinados con la majestuosidad de las ciudades, embelesados con la personalidad de sus intelectuales y exponentes artísticos, pues como un escritor mencionó, "ser europeo, es ser universal, cosmopolita", pero el europeo no se siente universal, no se siente cosmopolita.

El europeo se siente profundamente arraigado con el área geográfica donde ha nacido, ese es el lugar idóneo para él, nunca otro. El latinoamericano, deseoso de un padre, de ser reconocido, mira a europa, o cree mirar, en sus pares y trata de dialogar con ellos, fracasando en la mayor parte de sus intentos, por esa pasión europeísta, no europea. En algunas comunidades europeas se pueden observar modernos guetos construidos en torno a grupos de inmigrantes quienes construyen o tratan de re-crear sus poblaciones de origen, sincretizándo en el proceso lo periférico y más sonoro del europeo. A veces, este sincretismo se mezcla en lo absurdo, uniendo la cutura del rechazo y el fin utilitario, se aceptados. Lo superficial es, en muchas ocasiones, lo único que está al alcance de las masas. El latinoamericano en eurpa también, es preciso decirlo, algunas veces se siente superior a sus pares de origen por el hecho de estar en contacto con su parte perdida, he aqui la unión superficial. Pero la verdad europea, si se es observador, pronto le será desvelada, mas, en muchas ocasiones, la niega y pierde una oportunidad única, la de re-inventarse, re-crearse mediante la ordenación y contraste de sí y los otros...

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