3 de septiembre de 2010

Idus de Septiembre I

J se ha sentado en una conocida cafetería. Ha escogido un buen sofá y comenzado a repasar sus notas. Parece que todo va bien. Se concentra. La recuerda. Piensa en ella. Piensa en si debe o no verla. Lo desea. Lo sabe. Desea mirarla. Sólo eso.
Entra al mismo establecimiento, donde J se ha apoltronado, uno de esos tipos de grosero discurso político. Habla hasta por los codos. J se fastidia. Ahora no sabe cómo comportarse. No sabe cómo volver al recuerdo que lo embelesaba. Un pensamiento mezquino crece, otra vez, en sus ojos. J sabe que debe largarse de ese lugar, de ese sillón. Debe largarse. No pagar. Pero, como le han dicho en tantas ocasiones, no puede. Es bastante formal. Así que se traga su coraje, se traga su café, el sucio papel de la servilleta con la que se limpia los labios, pues, tiene, como siempre, que tragar algo de eso cada día.

1 comentario:

LSz. dijo...

Estampas.